El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía se encuentra desde hace unos años entre los 20 museos más visitados del mundo. Y por lo que se desprende de lo que hablo con las personas que vienen a mis visitas guiadas, se podría decir que los extranjeros tienen al Reina Sofía entre sus museos prioritarios.
Sin embargo, la sensación que recibo normalmente de los visitantes españoles es que es un museo bastante desconocido. Y hasta incomprensible. Un museo de arte moderno (con tonalidad despectiva), con rayas sobre telas y esculturas sin sentido.
Igualmente creo que merece la pena conocerlo. Y por ello, hoy te traigo 3 obras de arte que seguro que no te dejan indiferente y que las puedes encontrar dentro del Reina Sofía. Y no, no son las que piensas.
Procesión de la Muerte, de José Gutiérrez Solana, 1930.
Óleo sobre lienzo.
Solana es uno de los representantes de lo que se ha llamado la «España negra» (en contraposición a Álvarez de Sotomayor o Sorolla). Aunque podríamos decir que es el más oscuro de dichos intelectuales de la «España negra». Su obra suele estar tocada de bastante pesimismo y tragedia, quizá por el entorno familiar del artista.
Esta obra que te muestro puede recordar a las vanitas que se llevaban a cabo en el Barroco: Memento mori. Tempus fugit. O como diría mi abuela, “estamos aquí de prestao’”. Vive el aquí y el ahora, la muerte puede llegar en cualquier momento. Y todo presentado a través de las procesiones tradicionales de Semana Santa en España, como se puede ver al fondo con el Nazareno. Es una procesión oscura, pero no porque sea de noche. Sino por los mismos personajes que aparecen: rostros con facciones muy duras, algunos de los cuales parecen no tener mirada… los ojos en blanco. Sin ningún tipo de sentimiento. Por ello, también puede recordar a las pinturas negras de Goya y esa falta de aire que te provoca el verlas.
Estudio para Premonición de la Guerra, de Salvador Dalí, 1935.
Carboncillo, lápiz blanco, difumino y tinta negra sobre papel.
Creo que no hay persona que no sepa quién es Dalí. Un personaje muy controvertido, del que normalmente se conoce su etapa final, la de genio loco. Y muy poco su comienzo tímido y reservado, que dejó atrás gracias a la transformación que sufrió por Freud y Gala. “Que hablen de mí, aunque sea bien”, diría Dalí.
Se trata del boceto de la obra que se encuentra en el Philadelphia Museum of Art. Fíjate que se llevó a cabo 1 año antes del comienzo de la guerra civil española, por lo que se puede intuir que la tensión ya se mascaba desde hacía tiempo. Una metáfora de España representada en un ser humano que se desmiembra a sí mismo. Aquí también podemos ver a Goya, donde el horror y la guerra van de la mano en sus caprichos.
Un mundo, de Ángeles Santos, 1929.
Óleo sobre lienzo.
Lo que puede llamar la atención de esta artista es que se formó lejos de los centros culturales del momento como Madrid o Barcelona. Y con este lienzo de grandes dimensiones (tuvo que coser varios) presentado en el Salón de Otoño de Madrid de 1929, con tan solo 18 años, empezó a recibir cartas de algunos de los intelectuales del momento como García Lorca. Según la propia artista, se inspiró en los versos Alba de Juan Ramón Jiménez.
Presenta el mundo en una silueta original, deformándolo, mientras sus habitantes parecen continuar con sus vidas cotidianas. Un grupo de mujeres toman la luz del sol para iluminar la noche con estrellas convirtiéndose en ángeles, al son de la música de un grupo de músicos que también parecen deformarse.
¿Quieres saber más?
Por supuesto que hay mucho más que contar de estas obras y otras muchas. Solamente quería traerte un aperitivo de todo lo que puedes descubrir dentro.
Si quieres saber más, recuerda que puedes contar conmigo para visitar el Museo Reina Sofía. Te dejo el enlace aquí para que reserves o contacta conmigo para más información.