Qué 3 obras ver en el Museo del Prado

Alguna vez me han preguntado qué tres obras elegiría en el Museo del Prado. Y siempre acabo dando una respuesta diferente. ¿Por qué? Porque me cuesta decantarme por solamente tres obras. En todas veo la maestría de la mano que lo ha realizado, un pequeño detalle, la historia que hay detrás de lo que representa o de la época en la que se hizo.

Sin embargo hoy me siento con fuerza como para llevar a cabo este esfuerzo ímprobo. Tómatelo como regalo de Navidad (sí, un poco pronto). Y digo bien que es dificultoso porque voy a estar cambiando de opinión a cada momento, que me conozco.

El criterio que voy a seguir es el del recuerdo. Es decir, aquellas obras que desde pequeña me han cautivado por algo. Y no. No vamos a hablar de Las Meninas. Si quieres que hablemos de ellas, te invito a que te vengas a una visita guiada en el Museo del Prado conmigo.

Amalia del Llano y Dotres, condesa de Vilches,
de Federico de Madrazo y Kuntz, 1853.

Óleo sobre lienzo

Condesa de Vilches, Federico de Madrazo. Museo del Prado.
Imagen sacada de la web del Museo del Prado

La primera obra es Amalia de Llano y Dotres, condesa de Vilches de Federico de Madrazo. Y no me pidas un argumento de peso. No sé si es la piel de porcelana, el azul del vestido, la elegancia o la coquetería. Fíjate como la condesa nos mira con una media sonrisa y se acaricia la cara. Nos hace sentir en casa. No es la típica imagen de la señora burguesa que pide distancia de seguridad. Al contrario, nos está mirando para ver cómo reaccionamos a algo que nos acaba de contar. Algo que le va a sacar una sonrisa en el momento justo después.

Pero es que además, todo ella respira elegancia. Incluso las pocas joyas que lleva: acaso dos pulseras y un anillo. Su piel de porcelana, el vestido, el abanico, el peinado está impolutamente detallado, podríamos sentir las diferentes texturas si tocáramos el lienzo. Y todos esos detalles nos habla de una persona perteneciente a la alta sociedad. Doña Amalia del Llano y Dotres nació en Barcelona, dentro de una familia de la burguesía comercial. Cuando su padre falleció, su madre se casó con un aristócrata, lo que le abrió a la familia la puerta a la aristocracia española del momento. Ella misma se casó con Gonzalo de Vilches y Parga, quien será elevado como vizconde de La Vervanta y posteriormente conde de Vilches, además de ser senador por Toledo.

No obstante no fue alguien a quien tener en cuenta por su familia o su marido. Ella misma organizó y participó en obras de teatro y encuentros literarios. De hecho llegó a publicar dos novelas: Berta y Lidia. Los Madrazo eran grandes amigos suyos, por lo que acudía a las veladas musicales que organizaban y se dice que solía cantar acompañada del piano. De ahí que se entienda esa cercanía con la que le pudo retratar don Federico.

La caída de Luzbel, de Agustín Esquivel, 1840.

Óleo sobre lienzo

La caída de Luzbel, Agustín Esquivel. Museo del Prado.
Imagen sacada de la web del Museo del Prado

La siguiente es La caída de Luzbel de Esquivel. Seguramente no te parezca uno de los mejores cuadros, o que más impresionen. Pero recuerdo pasar un día por delante, imagino que en una de las vistas al colegio, y quedarme mirando el cuadro para chocarme con alguien que se cruzaba y tirarle algo que llevaba en la mano. Típico de película. Pero sin chico malote de por medio. Simplemente esta obra. Y tampoco te voy a dar una razón elaborada, porque no la tengo. Quizá son los colores, o la tranquila firmeza de San Miguel frente a la rebeldía de Lucifer. Y nada más alrededor. Solamente ellos dos. Y no sé a ti, pero San Miguel me parece muy murillesco.

A esto añádele que Esquivel se lo regaló al Liceo, en el que había participado en su fundación, por el apoyo que había recibido cuando se quedó ciego. Sí, sí. Había sufrido una enfermadad que le dejó sin vista, por lo que le llevó a intentar quitarse la vida. Muy del romanticismo. Cuado sus compañeros se enteraron, sufragaron un tratamiento con un prestigioso oftalmólogo francés. De ahí que, profundamente agradecido, pintara varias obras para el Liceo, entre las que se encuentra esta que te muestro.

Doña Margarita de Austria, de J. Bautista Martínez del Mazo, 1665-1666.

Óleo sobre lienzo

Doña Margarita de Austria, de Martínez del Mazo (cuñado y pupilo de Velázquez). Museo del Prado.
Imagen sacada de la web del Museo del Prado

Y por último, Doña Margarita de Austria de Martínez del Mazo (yerno de Velázquez). Sé lo que estás pensando. Que te he dicho que no hablaría de Las Meninas. Pero es cierto. En sentido estricto las meninas solo fueron las damas de compañía. Y quien aparece en este retrato es la infanta. ¿Que no la reconoces? Han pasado unos nueve años desde que la retratara Velázquez.

La infanta viste de luto ya que su padre ha fallecido hace poco. Y en breve abandonará su familia para marcharse al norte de Europa para casarse con Leopoldo I, su tío y primo (ahora entiendes el por qué de los problemas de salud de Carlos II).

Así que no puedo evitar pensar frente a esta pintura: ¿qué siente? Yo tengo claro mis sentiemientos en caso de que me tocara ser ella. ¿Pero cambiaría el hecho de estar en un siglo totalmente diferente? Seguro que sí, pero ¿hasta qué punto? ¿Y son estos sentimientos los que retrata Martínez del Mazo? Porque si nos fijamos en otros retratos sí vemos distancia, sobriedad, elegancia junto a una silla y enmarcada por un gran cortinaje rojo. Pero aquí doña Margarita nos muestra algo más a través de esos ojos azules cristalinos. Tan joven y con una gran responsabilidad en sus hombros. Y al fondo, su hermano (el futuro Carlos II) con el toisón de oro. “Si en Las Meninas todo apuntaba que tú serías la heredera, aquí vemos que no fue más que una ilusión”.

En muchas ocasiones sí que es muy fácil ver que la mano no es la de Velázquez, a quien tenemos como el modelo a seguir: quizá la silla, la falta de cierta perspectiva y cambios de luz en el grupo del fondo… Pero el rostro de ella, su mirada, hace que olvides todo lo demás.

¿Quieres saber más?

¿Y a ti? ¿Qué te parecen? ¿Tienes otras tres obras en el Museo del Prado que te gustan por encima de todas? ¿O te cuesta tanto como a mí el escoger?

Si quieres saber mucho más del Museo del Prado, te invito a unirte a una visita guiada en el Museo del Prado conmigo.

Fuentes